Domingo Bastanchury y Marie Oxarart

Bastanchury Ranch, la mayor plantación de naranjos del mundo

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Bastanchury Road, en Fullerton.

«Al nombrar a los colonos pioneros del actual condado de Orange, nunca se olvidarán los nombres de Domingo y María Bastanchury»,i escribió Samuel Armor en 1923. Visto el eco que sigue teniendo ese nombre en Fullerton  –Bastanchury Road, Bastanchury Park, Bastanchury House…–, se puede decir que Armor no iba mal encaminado.

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Domingo (Dominique) Bastanchury, nacido en 1838 en Urepel, llegó a California en 1860, tras un viaje de seis meses atravesando el cabo de Hornos. Durante sus primeros años en California vivió modestamente como muchos otros vascos. Empezó trabajando como pastor, hasta que pudo comprar su propio rebaño. Había mucha demanda de lana, por los destrozos que había causado la Guerra Civil en las plantaciones de algodón del sur, y en pocos años Bastanchury se convirtió en el mayor propietario de ovejas del condado: a sus veinte mil ovejas no les faltaban prados de pasto en la solitaria región de Fullerton-La Habra.

A finales de la década de 1860, Domingo le compró a Abel Stearns casi todas las tierras del Rancho San Juan Cajon de Santa Ana (al norte de la actual Fullerton), y contrató a un compatriota, José Sansinena, para que le ayudara a cuidar los rebaños. Se hicieron socios y sus rebaños siguieron creciendo, llegando a reunir 30.000 mil cabezas de ganado. Como en Los Ángeles no había mercado, cada año, Bastanchury y Sansinena llevaban el ganado hasta San Francisco. Demoraban unos tres meses en hacer el viaje, para que los animales no perdieran mucho peso en el camino.

Dos hijos de Urepel se casan en Los Ángeles

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En 1874, en Los Ángeles, Domingo Bastanchury se casó con María (Marie) Oxarart. María también había nacido en Urepel, en 1849. Había llegado a California en 1873, y había conocido a su futuro marido por mediación de su hermano –Jean Oxarart, gran amigo de Domingo–.

María estudió inglés y contabilidad en Los Ángeles, para poder llevar las cuentas del rancho. Como Domingo no sabía ni leer ni escribir y no dominaba el inglés, María negociaba los préstamos con el Union Bank de Los Ángeles. Más adelante, fue ella quien gestionó el rancho de cítricos y nueces de 350 acres (1,4 km²) de extensión.

Durante los primeros años, mientras el marido cuidaba las ovejas, María se

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Las ovejas conviviendo con las torres petroleras en el Rancho Bastanchury. Cortesía de la Biblioteca pública de Fullerton.

encargaba de la cosecha, las vacas, los caballos y todas las cuestiones domésticas. Los vecinos más cercanos vivían a varias millas de distancia. Entonces no había ni rastro de la actual ciudad de Fullerton; todo el comercio se desarrollaba en Los Ángeles o Anaheim. No había más que dos casas entre su rancho y Los Ángeles, y por la carretera Los Ángeles-Fullerton que hoy en día transitan cientos de coches solo pasaba una diligencia a la semana.ii

En palabras de Sonia J. Eagle, «Ama Bastanchury, a la que siempre se describe como una mujer hábil, inteligente, valiente y generosa, como muchas mujeres vascas, jugó un papel fundamental en las empresas familiares.»iii

El ferrocarril de Santa Fe

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En 1884, la llegada del ferrocarril de Santa Fe supuso un gran cambio para los ganaderos y agricultores del valle. En adelante, pudieron transportar sus productos en tren a los mercados del norte y del este, e incluso las ovejas de Bastanchury viajaron en tren.

El boom del petróleo

Hacia 1890, encontraron petróleo a poca profundidad en las colinas que rodean Fullerton, en los pastizales de las ovejas de Bastanchury. Allí tuvo lugar una de las historias más interesantes que vincula a los vascos con la industria petrolera:

«En 1903, la Murphy Oil Company alquiló las tierras de West Coyote Hills del rancho de Bastanchury, para ver si encontraba petróleo. Tras un año de sondeos, encontraron agua mineral caliente a 3.000 pies. Tal y como lo cuenta uno de los trabajadores, encontraron petróleo a 3.200 pies, así que taparon el pozo que estaban explorando. En 1905, Murphy le compró más de 2.200 acres (8,9 km²) a Domingo Bastanchury en la zona de La Habra, pagándole unos treinta y cinco dólares por acre. Al parecer, antes de cerrar la compra, Murphy le aseguró a Bastanchury que no había petróleo en aquellas tierras. Más adelante, aquel entorno de Los Coyotes Hills fue el mayor campo petrolero del Sur de California.»iv

Cuando supieron que los habían engañado, los Bastanchury llevaron a juicio a la Murphy Oil Company, y reclamaron varios millones de dólares. Pero solo recibieron un millón doscientos mil dólares de indemnización, y la mayor parte fue a parar a los bolsillos de los abogados. El tiempo demostró que los Bastanchury también fueron engañados en ese aspecto. Si, al ver proliferar los yacimientos de petróleo en su entorno, hubieran reclamado los royalties en lugar de aceptar la indemnización, habrían sacado mayor ganancia y la Depresión de 1929 no les habría afectado de forma tan contundente.

La muerte de Domingo Bastanchury

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Los Angeles Herald, 25-07-1909. California Digital Newspaper Collection.

Domingo murió en 1909, a los 71 años, rodeado de su mujer y de sus cuatro hijos: Dominic J., Gaston A., Joseph F. y John B. Los Angeles Herald informó de su fallecimiento y de su testamento:

Del pastoreo a la agricultura

Cuando la industria ovejera de California comenzó a decaer, la familia Bastanchury se orientó a la agricultura. Cuando murió el padre, el hijo mayor ya trabajaba por su cuenta en un rancho. Tenía plantaciones de nueces y criaba cerdos Berkshire, que recibieron múltiples premios. María Bastanchury también

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Bastanchury Ranch, Anaheim: Hudson Studio, ca. 1925. Cortesía de la Biblioteca pública de Fullerton.

tenía su propio rancho, principalmente con nogales y algunas plantaciones de naranjos y limoneros. El resto de tierras pertenecían a la Bastanchury Ranch Company. Los tres hijos pequeños se asociaron, pero fue Gaston el que más trabajó y más se implicó en el rancho.

Con el paso del tiempo, los que habían sido solitarios pastizales de ovejas se convirtieron en un poderoso rancho agrícola y ganadero. Para ello hubo que trabajar duro: organizar el sistema de irrigación, arar la tierra, transportar y plantar árboles… Para hacer todo aquel trabajo se utilizaron mulos y caballos. Según Sonia Eagle, «trabajadores vascos o mexicanos manejaban y dirigían las recuas de mulos tercos y peligrosos».v

La mayor plantación de naranjos del mundo

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“Un pedazo de la mayor plantación de naranjos del mundo”. Fullerton, California.

En 1914, la familia Bastanchury comenzó a plantar cítricos en 2.500 acres (10 km²) de su dominio. En 1926, la Bastanchury Ranch Company alquiló otros 2.000 acres (8 km²) a la Union Oil Company, y durante los siguientes años plantaron cítricos allí también. Mientras los árboles fueron pequeños, aprovecharon para plantar tomates entre filas. Las plantaciones no estaban juntas, sino dispersas entre La Habra Heights y Fullerton-Brea, e incluso llegaban a Olinda.

Además, la Bastanchury Ranch Company alquiló otros 500 acres (2 km²) a la Times Mirror Company al este de Salton Sea, en el condado de Imperial. Allí también plantaron naranjos y limoneros. En 1933, el rancho llegó a tener 5.000 acres (20 km²) con plantaciones de cítricos y tomates. Era la mayor plantación de naranjos de propietario único de todo el mundo.

Sin llegar a esas dimensiones, entre 1910 y 1920, en el condado de Orange hubo otros ranchos de cítricos regentados por vascos: Yturry, Erramuspe, Oyharzabal, Sansinena, Yriarte, Dunhart, Erreca, Lacougue, Ondaro, Etcheto, Lorea, Oxandaboure… Todos habían seguido un recorrido similar: al llegar habían trabajado en un rancho y, cuando consiguieron reunir suficiente dinero, se pusieron por su cuenta, comprando o alquilando las tierras.vi

El rancho Bastanchury estaba dividido en unos ocho campos, para facilitar la gestión; y cada campo tenía su propio capataz. Fueron capataces del rancho los vascos Martín Etcheto, Benoit Echenique, Juan Vasabi y Anthony Ondaro. Cado uno tenía una casa, una caballeriza, y unos dieciséis o veinte mulos en su campo.  Las esposas de muchos de esos capataces regentaban pensiones, donde alojaban a los numerosos vascos que trabajaban en el rancho. Catherine Arambel Etcheto, la mujer de Martín Etcheto, daba de comer a diario a unos quince-treinta trabajadores vascos.

Muchos años más tarde, un capataz vasco del rancho Bastanchury, Lentxo Echanis, recordaba lo que les preguntó una vez un trabajador mexicano: «¿Qué tipo de españoles sois vosotros, que no sabéis español?».vii

La marca de naranjas Basque

El rancho Bastanchury producía varias marcas de limones y naranjas; pero las naranjas valencianas de marca Basque en concreto tuvieron muy buena acogida en el este de Estados Unidos.

Había tres casas de empaquetado, para meter las frutas en cajas y transportarlas por toda América. La familia Bastanchury era propietaria de una casa de empaquetado de naranjas y de otra casa de empaquetado de limones. La tercera, de empaquetado de tomates, estaba en manos de American Fruit Growers. Las tres compañías de ferrocarril –Santa Fe, Union Pacific y Pacific Electric– tenían ramales en sus líneas principales y entre las casas de empaquetado, para facilitar el transporte. De hecho, Pacific Electric Railway tenía dos estaciones en los lindes del rancho.

Uno de los mejores sistemas de irrigación del mundo

Para regar todo aquello, instalaron en el rancho «uno de los mejores sistemas de irrigación del mundo» (Pacific Rural Press, 13-12-1919). Fue el propio Gastón Bastanchury quien dibujó los planos y dirigió la construcción de 200 millas de canales de hormigón. Eran «plantaciones de cítricos con equipación científica» (“A Scientifically Equipped Citrus Orchard”, Pacific Rural Press, 22-05-1920) .

Bastanchury Water Company

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Bastanchury, natural deep well drinking water.

En 1914, cuando estaba buscando petróleo, Gastón Bastanchury, el hijo de Domingo y María, encontró unos enormes pozos artesianos en las tierras del rancho. La Bastanchury Water Company se dedicó a vender agua de marca Bastanchury durante varias décadas.

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María Bastanchury, con sombrero negro y abrigo negro y largo, acompañada por sus dos hijos y algunos trabajadores del Rancho Bastanchury, observando cómo sacan agua del pozo artesiano. Cortesía de la Biblioteca Pública de Fullerton.

El Rancho Bastanchury, lugar de encuentro de los vascos

Entre 1910 y 1930, el Rancho Bastanchury fue uno de los lugares de encuentro de los vascos del sur de Los Ángeles. En 1913, la familia levantó un frontón junto a la casa principal del rancho, y los domingos se organizaban partidas, acompañadas de picnic, barbacoa y sesiones de baile.

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Bastanchury water.

A menudo, los pelotaris de las pensiones de Los Ángeles se acercaban a jugar contra los pelotaris del rancho. Los Bastanchury también acudían a las partidas de pelota pero, a partir de entonces, empezaron a frecuentar a profesionales y hombres de negocios del entorno.

El momento más importante de la vida social del Rancho Bastanchury fue, sin duda alguna, la visita de Paulino Uzcudun, en 1928. En aquella época, Uzcudun era el campeón de Europa de pesos pesados. Tenía un combate programado en Los Ángeles, y le asignaron el Rancho Bastanchury como lugar de entrenamiento. Mientras anduvo por allí, almorzó en las pensiones vascas, con los trabajadores vascos solteros. Al final, Uzcudun perdió por pocos puntos el combate contra George Godfrey.

Un negocio tan grande como el Rancho Bastanchury conllevaba muchos riesgos. La Depresión de 1929 llegó en mal momento, acababan de preparar y plantas las tierras que habían alquilado y los árboles aún no habían dado frutos. La familia siguió empaquetando y enviando la fruta, pero no sacaban ni siquiera para pagar los gastos. En 1932, el Rancho Bastanchury entró en quiebra. En el Rancho Bastanchury todo se había hecho siempre a lo grande, y la quiebra también fue así.

María Oxarart, viuda de Bastanchury padre, fue testigo de todo ello; y murió en 1943, a los 93 años. 

Muchos años más tarde, al ser preguntados por aquello, Echanis, Ondaro, Oxandabour, Yriarte y demás vascos aún recordaban los domingos que habían pasado con sus compatriotas en el Rancho Bastanchury. La Standard Oil Company y el Bank of America se repartieron las tierras del Rancho Bastanchury, pero los vascos no se resignaron a perder su lugar de reunión. Encontraron refugio en el rancho de los Chilibolost y en el rancho de los Changala en El Toro, donde jugaban a cartas, escuchaban música y bailaban.viii


Fuentes

Armor, Samuel (1923). History of Orange County. Historic Record Company, Los Ángeles.

Bradshaw, Roch (1936). “Fame for Immigrant Boy Started Bastanchury Ranch”. Santa Ana Journal, 23 de abril. http://www.orangecountyhistory.org/history/bradshaw-bastanchury-ranch.html

Eagle, Sonia Jacqueline (1979). Work and Play Among the Basques of Southern California. Tesis de doctorado, Universidad de Purdue.

Echeverria, Jeronima (1999). Home Away from Home: A History of Basque Boardinghouses. University of Nevada Press, Reno y Las Vegas.